Existen diversos tipos de autores: los de brújula y los de mapa. Los de brújula se sientan a
escribir lo que “las musas le inspiren”, sin preocuparse por nada más. Un
método que pudiera ser efectivo, no lo critico, grandes autoras aseguran que
trabajan de esa manera, como Susan Elizabeth Phillips, pero también hay muchísimos otros que aseguran necesitar de
un “esqueleto básico” para no extraviarse en la historia.
Debemos considerar:
Si el autor no conoce el camino a seguir, el próximo en perderse será el lector.
Si tú, al escribir tu novela, te aburres hasta el punto de
abandonar el proyecto esperando que “las musas regresen”, créeme que los
lectores harán lo mismo con tu libro.
Míralo desde esta perspectiva. Si vas en tu auto por un
camino montañoso, en una noche sin luna, y llevas las luces apagadas, “las
musas” pudieran ayudarte a sortear los baches. Para eso necesitarías varias
cosas: conocer a la perfección la vía, saber las condiciones actuales del
camino y confiar ciegamente en ti mismo. ¿Es posible? ¡Por supuesto!
En cambio, si llevas las luces encendidas (aunque sea con
poca intensidad), podrás divisar a tiempo cualquier obstáculo y esquivarlo con
la menor cantidad posible de problemas; y si es imposible, entonces, podrás regresar
para tomar otra vía, o llamar a alguien para que te aconseje.
Además, contar con una luz te ayudará a eludir las sorpresas
imprevistas que se puedan presentar. Por mucho que conozcas esa vía, si aparece de forma
repentina un conejo o la rama de un árbol recién tumbada por el viento, tendrás obstáculos nuevos que
difícilmente podrás esquivar si no ves hacia dónde te diriges.
Sin una luz guía es posible que salgas con éxito de un camino montañoso, pero con ella tendrías un poco más de seguridad, y la aventura la superarías en menos tiempo.
En ocasiones, quien solo se deja guiar por la brújula
pudiera llegar a un punto de bloqueo. Y ahora: ¿cómo resuelvo el conflicto?
¿Qué ocurrirá a continuación? ¿Qué detalles coloqué antes y no puedo pasar
desapercibido?
Cuando comienzan a surgir las dudas la mente se cierra, y el
miedo y la ansiedad toman su lugar. Queremos seguir, pero no sabemos cómo. La
mejor manera es parar y tomarse un descanso (que podría durar horas, días,
semanas, meses o años), o releer lo escrito (pero eso ameritaría aprovechar la
ocasión para corregir, reescribir, etc.). Perderás un tiempo valioso realizando
esa evaluación, al final, la novela es diferente a cómo la tenías antes, y
seguirás anclada en el mismo punto. Si repites la operación, el tiempo perdido
se duplicará, y si continúas con nuevas ideas es posible que más adelante te
ocurra una situación similar.
Si eres un “experto” en este tipo de emergencia, quizás lo
tomes como un juego, una parte divertida del proceso de escritura. En caso
contrario te produciría frustración, y llegan las frases: “no soy bueno para
esto”, “esta historia es un asco”, “no es mi tiempo”, y un largo etc.
Un esquema o mapa no es una garantía de éxito, solo es un punto de guía, una base que te ayudará a no perderte.
Es posible que después de
hacerlo ni siquiera vuelvas a consultarlo, porque la historia quedará fija en
tu cabeza, o a mitad de camino cambie drásticamente por la llegada de mejores
ideas. Sin embargo, es un medio para mantener el control y evitar caer en
bloqueos.
Por todo esto te aconsejo: no descartes el uso de esta
herramienta.
Si no sabes cómo diseñar una ESTRUCTURA BÁSICA para tu novela, puedes revisar las entradas de este blog, en él hallarás muchos consejos. O puedes comunicarte conmigo al correo jonairacam@gmail.com para que conozcas los servicios que ofrezco. No pierdas esta oportunidad.
Qué buen post, me gustó mucho! Pendiente ya de este blog
ResponderEliminarexelente
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