Hace años, cuando comencé a estudiar técnicas de escritura,
me topé con el arco dramático de un
personaje. Según el blog Literautas
el arco dramático es:
“…la transformación que sufre (un personaje literario) desde el comienzo hasta el final de la historia, los estadios por los que atraviesa y el crecimiento psicológico o emocional que experimenta”.
Al leer la obra EL LLAMADO DE LA SELVA de Jack
London, quedé sorprendida por la manera en que el autor maneja el arco
dramático de un personaje protagonista algo atípico: un perro. La novela nos
habla de Buck, un perro nacido del cruce de un San Bernardo con un pastor
escoces que tenía una vida tranquila en un rancho de California, pero que es
robado por uno de los empleados por su porte fuerte y enérgico, para venderlo y
saldar una deuda. El animal es llevado a Alaska, donde lo entrenan como perro
de trineo y pasa por varias manos hasta que cae en las de una pareja que lo
trata con rudeza y crueldad.
La vida apacible y justa que el perro vivió en el rancho, se
volvió de pronto un cautiverio en el que tuvo que aprender a sobrevivir, a
soportar el dolor, el hambre, el frío extremo y la rabia. Buck se encontró con
perros salvajes, que imponían su liderazgo a punta de mordiscos que fácilmente
podían volverse mortales. Si no quería morir abandonado en la nieve, ganarse un
poco de comida, o incluso, algo de atención, debía demostrar su superioridad.
Ese esfuerzo despertó en él el INSTINTO, una función que poseen todos los seres
vivos, pero que solo actúa cuando el peligro o la violencia nos amenaza.
El arco dramático de Buck se produjo gracias a una serie de
situaciones que tuvo que vivir el animal y que poco a poco lo fueron
transformando. Cuando llegó a formar parte de los perros de trineo de Thornton,
un aventurero que recorría las tierras más inhóspitas de Alaska en busca de
oro, era un perro completamente diferente al que se presentaba al inicio de la
novela. Thornton, con su trato amable y justo realizó una segunda transformación
en Buck. El perro poco a poco dejó de ser receloso y esquivo con los humanos
recobrando la fe en ellos, y dejándose “domesticar” de nuevo, pero no para ser
el perro apacible que era antes, sino uno más firme, leal y autoritario con el
resto de la manada.
Un líder lleno de cicatrices producto de las luchas y
castigos que recibió durante su proceso de transformación.
Sin embargo, aunque sigue atado a un amo, Buck es un animal
salvaje. Su instinto despertó completamente en él y eso lo relaciona aún más
con la naturaleza que lo rodea. Por eso, al estar en medio de la selva, es
inevitable que sienta el llamado de un grupo de lobos que recorre la zona y lo
invita a unirse a su manada.
En esta fase final, Buck aún tiene que experimentar un
último desprendimiento para liberarse de ataduras y seguir el llamado de la
selva, un hecho final que el autor describe de manera dramática, dejándole al
animal una última y profunda herida.
La novela es atrapante por el ritmo de su narración, y muy
instructiva en cuanto a la forma en que está desarrollado el personaje
principal. La manera en que se presenta el arco dramático del protagonista le
aporta más credibilidad.
En el blog Escribe Romántica
señalan:
“…la primera clave para desarrollar una historia es definir los cambios que sufrirá tu protagonista en un determinado plazo de tiempo… Enfrentarse una y otra vez a estos desafíos constituye el aprendizaje del personaje, es aquello que hará que tome conciencia de sus debilidades y, por consiguiente, que crezca emocionalmente”.
El blog Escribe
Romántica posee un post donde explican, con pasos sencillos, CÓMO DESARROLLAR EL ARCO DRAMÁTICO DE UN PERSONAJE.
Los invito a leerlo y poner en práctica sus consejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario