La imagen masculina en las décadas de los ‘40 y '50 poco se asemejaba
a la que es hoy. Los galanes de la época
de oro de Hollywood no se preocupaban mucho por sus músculos, sino por su
actitud varonil, que involucrara además del físico, las posturas, las miradas y hasta las sonrisas. Como en todas las épocas existían los
clichés, que, aunque no eran nada originales, resultaban efectivos para atrapar
la atención de las féminas y del público en general.
Como estoy sumergida en un proyecto de romance histórico que
cubre esas épocas, he tenido que investigar, y aquí les traigo unas imágenes de
infarto. Éstas, aunque no muestran mucha piel, aceleran de la misma manera el
corazón. Una prueba de que no es necesario desnudarse ni tener músculos inflados
para causar una buena impresión. Basta con tener la actitud correcta. ¿No
creen?
La isla del diablo
(1940), con Clark Gable y Joan Crawford
James Dean, el eterno
joven rebelde
PERDICIÓN (1946), con
Fred MacMurray y Barbara Stanwyck
Rock Hudson
El puente de Waterloo
(1940), con Robert Taylor y Vivien Leigh
Cary Grant, el galán
británico
¿Qué les parece? ¿Son tan atractivos como los galanes de
ahora?
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