EL PRINCIPE CUERVO
Elizabeth Hoyt
Edward de Raaf, conde de Swartingham, necesita con urgencia un
secretario que ponga orden en sus caóticas finanzas. El problema es que, con su
carácter, espanta a todos los candidatos. Para Anna Wren el puesto es la
solución a sus problemas, después de enviudar de un marido infiel y quedarse en
la ruina. La atracción entre ambos personajes queda patente desde el primer
momento, aunque Edward no parece muy dispuesto a dejarse llevar por ella.
Cuando Anna descubre que el conde es habitual de un conocido burdel de Londres,
decide poner en marcha una pequeña mascarada. Porque en el juego de la
seducción, no existen reglas.
***
En dos ocasiones me han preguntado: ¿qué novela romántica recomendaría
a lectores que no están habituados a ese género? Lo curioso fue, que en
las dos oportunidades, la novela que enseguida me vino a la mente fue la misma:
EL PRINCIPE CUERVO de la autora
americana ELIZABETH HOYT.
Leí esa historia hace algunos años y, debo confesar, aún no
olvido a sus personajes. Después de responder la pregunta me puse a pensar qué
tenía de especial para no olvidarla, y cada vez que me solicitan alguna
recomendación, no dudo en nombrarla. Así
que la releí, y a pesar de que sabía qué ocurriría, no pude evitar caer de
nuevo en sus redes y saborearla en dos días.
Sé muy poco de ELIZABETH
HOYT, solo he leído de ella la TRILOGÍA
PRINCES (EL PRÍNCIPE CUERVO es
el primer libro de esa serie), pero pude notar alguna de sus virtudes al
disfrutar por segunda vez esa historia:
1) Su lenguaje es
sencillo, a pesar de utilizar el vocabulario del lugar y la época en la que
ambienta la historia (Inglaterra, 1760). Y rompe muchos de los estereotipos
propios de las historias románticas.
Ésta no es una novela más de condes que encuentran el amor
en una hermosa dama de sociedad. Aquí nos topamos con Edward de Raff, quinto
conde de Swartingham, un hombre alto, feo, con el rostro marcado por la
viruela, tosco, con un vocabulario poco habitual en la gente de su linaje y
alcurnia, que no teme llenarse las botas de barro para ayudar a los granjeros
de sus tierras a resolver los problemas de la cosecha, o a hundirse de cabeza
en aguas embarradas para rescatar a alguna terca oveja que haya quedado
atrapada en medio de un río; y a Anna Wren, una viuda de pueblo poco atractiva,
que siempre se ha visto sometida por las normas de su tiempo y ha hecho un gran
esfuerzo por ser una “dama respetable”, ocultando sus opiniones sarcásticas y nada
decorosas.
2) Un argumento creíble,
que no es necesario forzar para producir tención sexual o llegar a un final
feliz.
El conde no necesita esposa, ya está comprometido con una
bella, joven y recatada dama de la sociedad londinense, solo espera finalizar
las negociaciones del matrimonio para iniciar su vida conyugal. Por eso, viaja
a Little Battleford después de diez años, para así administrar en persona Ravenhill
Abbey, una mansión que abandonó después de la muerte de su familia por la
viruela (él fue el único sobreviviente). Ahí quiere cementar las bases de su
familia, después de un matrimonio fallido en el que perdió a su mujer y a su
hijo en pleno parto. Está ansioso porque la casa de su niñez vuelva a cobrar
vida con la risa de muchos niños y su título se fortalezca con sus herederos. Pero
necesita de un secretario que lo ayude a llevar registro de sus actividades.
Por su parte, Anna se encuentra en apuros económicos,
enviudó hace seis años y quedó a cargo de su suegra y una criada que rescató de
las calles, pero ya no tienen dinero con qué mantenerse. Su esposo no solo la
marcó emocionalmente al engañarla con otra mujer antes de su muerte (ya que él
quería descendientes y no podía tenerlos con ella, porque al parecer, es estéril),
sino que les dejó pocos recursos para subsistir. Ahora, busca trabajo, pero es difícil
para una dama encontrarlo. Sin embargo, la llegada del iracundo conde al pueblo
le da una oportunidad. Nadie se atreve a trabajar para él por el carácter explosivo,
grosero y violento que tiene; ella piensa ser capaz de soportarlo a cambio de
un salario justo.
3) Un amor que no
nace de una apariencia, sino de la convivencia.
En el primer encuentro ambos descubren lo que físicamente
son: feos, insoportables e intimidantes, con uno que otro detalle llamativo. A medida
que van conviviendo juntos, y conocen sus virtudes y defectos, crece la
atracción. Pero igualmente, notan los elementos que hace imposible una
relación.
4) Una buena
justificación del comportamiento de la protagonista.
Me he fijado, que las novelas románticas históricas tienen
un hilo conductor similar: la mujer que vive absorbida por las reglas
sociales y debe romperlas para alcanzar el amor. Aunque en muchas
ocasiones ese comportamiento, más que rebelde, es malcriado e intolerable. Los
romances históricos siempre son obstaculizados por el qué dirán, por los
compromisos o las normativas imperantes. En EL PRÍNCIPE CUERVO la protagonista no se revela ante esas reglas
para conquistar a su príncipe azul, lo hace porque está harta de mostrar una
cara buena mientras sigue recibiendo golpes del destino, se muere de hambre y
sufre de soledades. Su lucha es por una causa propia. Ella sabe que no puede vivir
feliz con el conde, sin embargo, no está dispuesta a evitar disfrutar de su
presencia y hasta del sexo con él. Y si para eso tiene que apretarse un antifaz
y entrar escondida a un burdel en busca de su conde, lo hará.
5) Nos muestra las
costumbres de la época en todos sus aspectos.
La novela romántica histórica habla del amor, de la
sociedad, de los bailes, de las reuniones de té y los encuentros de bordado en
salones lujosos y bien iluminados. EL
PRÍNCIPE CUERVO se adentra más allá, muestra la realidad laboral de la
época, la situación de la población pobre, del campesino, del dandi, de la
prostituta, del que vive en el pueblo, se reúne en bares de poca reputación, o
se interna en prostíbulos que saben ocultar el verdadero rostro de los hombres
distinguidos o las damas de sociedad que solicitan sus servicios.
En resumidas, EL
PRÍNCIPE CUERVO es una historia fresca, de trama bien definida, protagonistas
fuertes y personajes especiales (porque hasta el comportamiento del perro callejero
y de raza indefinida del conde, resulta gracioso y tiene su importancia en la
historia). No me arrepiento de haberla leído, mucho menos, recomendado. Y no
solo los animo a leer EL PRINCIPE CUERVO,
los invito a disfrutar también de EL PRÍNCIPE
LEOPARDO y EL PRÍNCIPE SERPIENTE,
la continuación de la TRILOGÍA PRINCES
que está basada en la vida de los amigos del conde.
Pueden disfrutar de extractos de las novelas de ELIZABETH HOYT en español, en la siguiente
página: http://www.elizabethhoyt.com/books/spanish/index.php
Y para conseguir sus novelas entren aquí:
Recuerda visitar Mi Tienda en AMAZON para conocer las novelas que he escrito.
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Confieso que no he leído nada de esta autora, pero la tengo en pendientes, unos que cada vez se hacen más largos. Pero ahora, con esta recomendación, intentaré ponerme con ella pronto, gracias.
ResponderEliminarBesos.