Título: LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE
Autor: Mario Vargas
Llosa
Editorial: Alfaragua
A mis manos llegó este libro que me leí en una sola tarde, y
no solo me encantó la versión moderna que Vargas
Llosa hizo del antiguo cuento de “Las
mil y una noches”, sino que quedé prendada de su prólogo.
En lo personal, me encantan las obras que poseen
introducciones o prólogos, ya sean escritas por el propio autor o por otra
persona. Se aprende mucho de ellos. En ocasiones desarrollan algún aspecto de
la trama, de la ambientación, la época histórica o el estilo de escritura
utilizado. En el caso de Las mil noches y una noche, el prólogo fue escrito por el propio Vargas Llosa y lo tituló “Contar
cuentos”. Allí nos da una visión personal sobre lo que significa el oficio
del narrador, comparado con lo ocurrido a Sherezada, la protagonista de la
historia principal.
Como es sabido, “Las
mil y una noches” es un “relato enmarcado” (un cuento principal que
encierra otros relatos). Existe una historia central que cuenta como el Sultán
Sahrigar fue engañado por su esposa y cómo él descubre a otros hombres que también
sufrieron crueles engaños, entre ellos, su propio hermano y un genio maléfico.
Enfadado por esa situación decide tomar cartas en el asunto y castigar a todas
las mujeres del reino, a quienes considera traidoras. A diario se casa con una
diferente y en la noche de bodas, las decapita. Tenía mucho tiempo llevando a
cabo esa estrategia hasta que Sherezada, la hija del visir encargado de
llevarle mujeres al Rey, se ofrece por voluntad propia a casarse con el hombre,
asegurando tener un plan para hacerlo cambiar de parecer.
Es así como esta heroína termina en las habitaciones del Sultán,
esperando la muerte. Sin embargo, antes de que el Rey logre su cometido, ella
le pide que primero escuche uno de sus cuentos, una historia bastante
entretenida, llena de aventuras, emociones y misterios, que es capaz de durar
hasta el alba, momento en el que Sherezada decide interrumpir la narración por
ser la hora de la ejecución. Pero Sahrigar queda tan intrigado con los sucesos que ella narró
que no es capaz de deshacerse de la mujer hasta no conocer el final de la
historia, así que suspende la ejecución y le ordena a su esposa presentarse en
sus habitaciones la noche siguiente para que siga narrándole los hechos.
De esta manera Sherezada logra sobrevivir por mil noches y
una noche, contando historias; incluso, durante esas jornadas, tiene intimidad
con el Sultán, dándole dos hijos. Cuando finalmente termina la larga narración Sahrigar
es otra persona. El tiempo compartido con su esposa y las emociones vividas con
los cuentos, así como todos los aprendizajes alcanzados, lo hacen pensar de
otra manera. Perdona la vida de su mujer y vuelve a ser el mismo Rey justo,
sabio y generoso que había sido en el pasado, finalizando el extenso relato con
un final feliz.
Esa hazaña Vargas
Llosa la alaba en el prólogo de su libro, asegurando que explica la razón
de la ficción en la vida de los seres humanos. Es para Sherezada una cuestión
de vida o muerte contar historias. Si su verdugo se aburre o desinteresa ella
muere. Ese peligro mortal agudiza su fantasía y perfecciona su método, logrando
transformar hechos ficticios en reales, que sean capaces de conmover y
transformar el corazón herido de su oyente.
Tanto impacto crearon en Sahrigar los cuentos de su esposa,
que al final no solo la deja con vida, sino que pide perdón, arrepentido de
corazón por los crímenes cometidos.
Vargas Llosa
alude que “contar cuentos” no es solo un oficio ejercido para distraer a una
audiencia, sino un arte que debe poner en práctica habilidades narratorias
(elocución, silencios, gestos y ademanes) para lograr que esas mentiras
inventadas para entretener, sean transformadas en verdades reales, capaces de
tocar sentimientos en el oyente.
Se dice que los relatos incluidos en las diversas versiones
de “Las mil y una noches”, fueron
historias orales que nacieron en distintas culturas durante los primeros
tiempos de la humanidad, cuando los humanos comenzaron a reunirse en
comunidades para defenderse mejor de las fieras, de las inclemencias del tiempo
o del enemigo, e incluso, para asegurarse sustento. En esas épocas necesitaban
mantenerse despiertos y alertas, llenos de esperanzas y alegría, así el valor
no se les extinguía. Allí, el “contador de historias” era el chamán, el vidente
o iluminado, alguna persona con poderes místicos a quien los oyentes respetaban
y temían.
Sherezada necesitaba ser vista de esa manera. Si fallaba,
moría, por eso agudizó su inteligencia y ofreció lo mejor de sí a la audiencia
con la que contaba. Debía lograr que ésta la respetara y necesitara tanto de
ella, hasta el punto de que su verdugo decidiera dejar atrás sus macabros
planes para disfrutar de lo que la mujer le brindaba. Demostrándole que no
todas eran iguales y merecían el perdón.
El suspenso fue la principal arma con que las antiguas civilizaciones y la propia Sherezada
se valieron para sobrevivir. Manteniendo al filo a sus oyentes lograron captar
su completa atención, para meter dentro de sus cabezas la información necesaria
que afectara sus emociones. Técnicas que los actuales “contadores de historias”
no podemos dejar de lado. ¿Cómo incluir suspenso en una historia?
Espero que la información les haya servido de algo.Pueden adquirir la obra aquí:
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