Qué debemos considerar al realizar las revisiones de una novela



Hace más de ocho años, cuando me propuse iniciar una carrera literaria con empeño y dedicación, era una escritora de brújula. Se me ocurría una idea y me sentaba frente al ordenador a escribir sin parar. Si alguna idea me llegaba a la cabeza y no compaginaba con lo escrito anteriormente hacía alguna de estas dos cosas: a) regresaba al principio y reescribía todo (eso podía despertar nuevas ideas que me empujaran a volver a reescribir), b) seguía escribiendo con la nueva visión colocando una “nota” en esa parte, para que al final cambiara el elemento que había modificado (sin tomar en cuenta que eso podría generar otras ideas que luego afectarían al resto de la trama, y por consiguiente, su final).

No niego que ese fue un método divertido, pero debo reconocer que fue largo y agotador. De allí salieron varias historias de las que ahora me siento muy orgullosa y marcaron mi inicio como autora, sin embargo, al aprender un método más ordenado y planificado, logré dotar a mis novelas de mayor fluidez y coherencia.

Mis historias suelen contener argumentos un poco complejos. Me gustan las subtramas, los secretos y el suspenso. Adoro poner en verdaderos aprietos a mis personajes, que vivan situaciones que los lleven al límite y los empujen a lograr el cambio necesario para alcanzar su meta. El método de la brújula me impedía seguir el ritmo del conflicto. Llegaba un punto en el que debía detenerme y releer todo para saber qué cabos estaba dejando sueltos, qué pistas había colocado al inicio, qué situaciones debía resolver durante la escritura y qué dejar para el final, etc. Me hacía un mapa, con el engranaje del conflicto y de los personajes, y las posibles soluciones, de esa manera continuaba. Pero perdía días y hasta semanas en esa relectura, ya que aprovechaba para cambiar y modificar cosas que no me convencían. Mi mente se agotaba por ese trabajo, y hasta perdía el interés, abandonando el proyecto por un tiempo hasta que algo me llevaba de nuevo a la novela.

Así continué, pero al comenzar la escritura de la cuarta historia me pregunté: ¿por qué no hago ese mapa al inicio? ¡Y lo hice! Primero investigué, leí mucho sobre el tema, pregunté aquí y allá hasta dar con el método más sencillo y práctico (una mezcla de todo lo aprendido). En pocos días logré trazar una historia entera, con dos posibles finales. Tenía un punto de salida y un norte, y así comencé a escribir sin parar.

Finalicé una novela en menos de un mes, no obstante, fue en la relectura donde pude percatarme de algunos detalles a pulir. Fallas que uno pudiera cometer de forma inconsciente, pero que afectan la claridad de la trama. Comprobé que el mapa es una herramienta super efectiva, pero que las revisiones son indispensables para dar un buen punto final a la obra.

Es recomendable no realizar una, sino tres o cuatro revisiones después de la escritura de la novela, dejando un tiempo de descanso entre cada una (de una o varias semanas), antes de publicarla o de enviarla a una editorial. Se sorprenderán lo que hallaran en cada una de ellas.

Pero, ¿qué elementos debemos considerar en una relectura?

1) Ajustar el eje narrativo. Cuando se escribe con mucha inspiración es posible caer en contradicciones y vacíos argumentales, más aún, si la trama es compleja, posee varias subtramas o una buena cantidad de personajes (aunque el mapa ayuda a evitar estas situación siempre es prudencial revisarlos). Podemos caer en el error de realizar malos planteamientos que expliquen poco o de forma complicada un hecho; igualmente en la documentación, al omitir datos de importancia, decir de más o cometer deslices imperdonables; fallo en la coherencia de los personajes, es quizás uno de los más comunes, ya que a medida que avanza la historia nos dejamos llevar por un actuar que nada tiene que ver con la personalidad dada al inicio; y errores en la narración, donde podemos dejar de lado situaciones que al inicio son significativas pero que luego, no poseen ningún tipo de explicación.

2) Eliminar escenas o detalles irrelevantes. En muchas ocasiones colocamos momentos o escenas que poco tienen que ver con la trama, pero que podrían generar momentos intensos o que nos ayuden a colocar frases significativas en la historia. Es posible llevar esa intensidad y significancia a las escenas de verdadera importancia, logrando que estas funcione de manera más afectiva, haciéndolas más atractivas para el lector.

3) Ajustar los diálogos. Hay diálogos muy extensos, que uno pudiera creer importantes por la cantidad de información que poseen, pero, ¿es posible dosificar esa información para no abrumar al lector? También suele ocurrir que no dotamos a un personaje de una voz propia, o pierden esa propiedad a medida que avanza la historia. Muchos diálogos sufren de falta de agilidad y dinamismo, más aún cuando después de cada línea de conversación incluimos párrafos explicativos. Si son muy extensos el lector puede perderse, la mente se le nubla por la cantidad de información que recibe y se desconecta de los hechos.

4) Realizar correcciones ortográficas y gramaticales. Estás no pueden olvidarse, y para eso, aconsejo además la guía de un experto. Alguien que tenga la capacidad de sumergirse en la historia y notar esos fallos que en muchas ocasiones le son invisibles al escritor, no por desconocimiento, sino porque está tan inmerso en la trama que olvida la forma y estructura de las oraciones.

Estos son los cuatro elementos de mayor peso en la revisión literaria. Detalles que nunca deben pasarse desapercibidos. Yo me he especializado en la construcción de un mapa para una novela, tanto que hasta dicto talleres y asesorías a escritores (suscríbete a mi blog y recibirás un MiniTaller sobre este tema centrado en la novela romántica), pero siempre he recomendado a los autores con los que comparto, buscar a alguien que coopere con el proceso de revisión. Y no solo con un lector beta que lo ayude a detectar fallas en el argumento o en la narración, sino con profesionales que realicen un trabajo pulcro con respecto a las correcciones.

Espero les haya gustado la información y me ayuden a promoverla por las redes. Si desean información sobre los talleres y asesorías para crear un mapa con qué guiar una historia, no duden en escribirme.





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2 comentarios:

  1. Como escritor narrativo, mi andadura es larga pero poco escasa en producción. Sin embargo he escrito teatro infantil y juvenil y poesía. Por razones que desconozco, he recibido muchas veces el encargo de actuar de lector beta e incluso de crítico único. Lo cierto es tanto una cosa, como la otra, te ponen en un compromiso no siendo un profesional. Procuro huir pero casi nunca lo consigo.
    Ahora estoy escribiendo una novela de buena extensión y me ha sorprendido el seguir un método muy parecido al tuyo, después de haber desechado otros. Creo que el usado por ti es más completo y estructurado y lo comparto públicamente. Imagino que podré utilizarlo, aunque no cultive el género romántico.

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    1. Hola Kairos, gracias por leerme y escribir. Yo creo que lo bueno de la escritura es que los métodos aplicados para llevarla a cabo son universales, sirven para todo tipo de género. En lo personal uso una forma muy básica, pero así me ha dado resultados. Prefiero complicarme con la trama que con el estilo de escritura :D

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