Desde hace casi diez años, cuando me dediqué con mayor
atención a la escritura, no he parado de leer, escribir, ni de hacer cursos y
talleres que me ayuden a mejorar el oficio. Incluso, me he animado a participar
en diversos proyectos literarios propuestos por otros autores o en blog de
escritura, que me permitan compartir experiencias y ganar muchas otras.
Fue así como acepté la propuesta de la Profesora de Lengua y
Literatura Grisel R. Núñez, una puertorriqueña asentada en Chile, quien a través
de su blog Cafetera de Letras
ofreció a sus seguidores participar en un proyecto para crear un libro de
cuentos en un año.
¿Qué necesitaba? Mucho ánimo y disposición para trabajar en
equipo, porque la idea era que cada mes escribiera un cuento que pudiera ser
revisado entre todos, y a su vez, yo debía revisar el de los demás. Otra condición
era establecer un conector, es decir, una pieza que enlazara cada uno de los
cuentos que fuera a diseñar, como: narrarlos a todos en primera persona, o
escenificarlos en el mismo espacio de tiempo o lugar, o utilizar un personaje
que apareciera en cada uno, o una misma situación, etc. Tardé varios días en
elegir el mío, y después de muchas buenas ideas y descartes terminé
inclinándome por el problema de la escasez de agua potable en el planeta.
Últimamente, con eso de los fines del mundo, de las próximas
guerras mundiales, el calentamiento global y esas cosas, ha saltado a la
palestra el grave conflicto que se avecina por la falta de agua potable. Según la
UNICEF, en el planeta “más de 4000 niños y niñas mueren cada día por no tener
acceso a agua potable o saneamiento adecuado, más de 2 600 millones de
personas, lo que supone más de un 40% de la población mundial, carecen de
saneamiento básico y más de 1000 millones siguen utilizando para beber fuentes
de agua no aptas para el consumo”.
El tema me llamó la atención e investigué mucho sobre él.
Leí cientos de historias, unas más dramáticas que otras, como la de una maestra
en Ghana que contaba que debía levantarse todos los días a las tres de la
mañana para buscar agua en un río ubicado a cinco kilómetros de distancia. Siempre
llegaba tarde al trabajo, sin dejarles comida hecha a sus hijos. En ocasiones, no
buscaba agua para no faltar a su empleo, lo que generaba un caos en su hogar
por la falta del líquido. En ese país la falta de agua suele provocar peleas,
palizas a las esposas e incluso divorcios, ya que las mujeres están obligadas a
asegurar el recurso. Las niñas deben colaborar en ese trabajo, lo que les
impide ir a la escuela o hacer otras actividades más productivas.
Parece una historia trágica sacada de un libro histórico,
sin embargo, es un problema actual, y aunque ocurre en país muy lejano, casos
como esos comienzan a conocerse en ciertas zonas de Europa, en Latinoamérica, e
incluso, en áreas de Venezuela cercanas a mí.
Pero la escasez de agua potable no se produce solo por la
falta de tuberías o maquinarias que lleven el líquido hacia los centros
poblados, sino porque los pozos naturales que la resguardan se están secando y
la falta de lluvia impide que se renueven; los ríos están siendo contaminados o
limitados por culpa de represas. El progreso ha avanzado a pasos agigantados
sin imaginar que esos recursos naturales pueden acabarse. Son pocos lo que
hacen algo por solventar la situación.
Eso fue lo que me inspiró a realizar el libro de cuentos que
pronto publicaré en Amazon, y contendrá una recopilación de diez cuentos que
hablan del tema (cinco actuales y cinco distópicos), presentando historias ficticias
basadas en hechos reales.
LA ÚLTIMA GOTA DE AGUA. Libro de cuentos
¡Qué bueno!! Espero saber más, pronto
ResponderEliminarQue lindo proyecto. Soy una persona "verde", que ama la natureza y desde mis limitaciones hago todo lo posible por conservar el medio ambiente. En una novela aun en ejecución, toco el tema a lo largo de la historia muy "disimuladamente". Eso me ha llevado también a investigar. Es triste la falta de este vital liquido de forma potable para su consumo y uso.
ResponderEliminarTe felicito por la iniciativa. Estos segura que tocarà conciencias. Estaremos a la expectativa.