Tropecé con SEDA, del autor italiano
Alessandro Baricco, por accidente. Buscaba referencias románticas para incluir
en la novela juvenil que actualmente escribo y busqué en la web “mejores
novelas románticas”. Por supuesto, en la mayoría de las páginas aparecían Jane
Austen, Diana Gabaldón, Nicholas Spark, Paullina Simons, Lisa Kleypas y otro
montón de autores que son muy renombrados (y otros muchos que no escriben
romántica), pero quería algo poco conocido, así que revisé varias entradas
hasta que en una vi la mención a SEDA, novela de la que hablaban maravillas.
No había escuchado nada de ese autor, mucho
menos de la obra. Decían que en realidad era un relato, aunque el autor no lo
considera como tal sino como una “historia de amor”. La calificaron como una “joya
de la literatura romántica” por la trama dramática, misteriosa y tierna que
encerraba. Con semejante descripción no pude ignorarla.
¡Quedé impactada!
Es una novela histórica, ambientada a
finales del siglo XIX, en escenarios de Francia y Japón. A mí parecer, no se
trata de una historia de amor, como todos dicen, sino de dos. La principal es
la narrada en toda la novela y está centrada en el protagonista Hervé Joncour,
a quien las circunstancias lo ocupan como comerciante de gusanos de seda,
obligándolo a viajar a países exóticos como Siria y Egipto para comprar su
mercancía y venderla a los hilanderos de la villa francesa donde reside con su
esposa Helena.
Por temas de enfermedades en las cosechas
de Europa y parte de Asia, que ocasionan pérdidas en la producción, termina
viajando a la desconocida isla de Japón para conseguir su producto, que para
esa época dejaba de ser una isla cerrada a los extranjeros a abrirse a nuevas
culturas, aunque presentando cientos de conflictos internos por esa causa. En
esos viajes Hervé conoce a una mujer joven occidental, esposa del japonés que
le vende los gusanos, quien es una especie de gran señor en la villa donde
vive. Esta dama no entiende otro idioma que el japonés y Hervé no lo habla, sin
embargo, eso no fue impedimento para que se tejiera una historia romántica
entre ellos y a la vez misteriosa y peligrosa por ser un amor prohibido.
Hervé, a pesar de enamorarse de esta
mujer, siempre regresaba a Francia para vender los gusanos haciéndose rico y
convivir con su esposa Helena, a quien también aseguraba amar. Pero repetía el
mismo viaje varias veces, no solo por su negocio, sino para encontrarse con la
dama, hasta que se desata una guerra interna en Japón y eso le imposibilita
seguir viajando. No obstante, él se arriesga y se aventura en una peligrosa
excursión porque no puede dejar de ver a aquella joven a la que no le permiten
amar.
Tenía emociones encontradas con esta
novela, primero por la rabia de la traición, no las soporto, y segundo por la
misteriosa historia japonesa que me tenía atrapada. Necesitaba saber en qué iba
a terminar todo eso, porque olía a peligro. Y no me equivoqué.
El final es inesperado, pero es allí
donde conocemos la segunda historia de amor, de la que no les hablaré para no
hacer spoiler. Solo puedo asegurarles que me fascinó e hizo justicia, aunque me
dejó el corazón hecho polvo.
Fue estremecedora, aún no puedo dejar de
pensar en ella. Mientras leía sentía que el autor dejaba de explicar cosas, pero
eso fue lo que más me atrajo. Él no se molestó en aclararnos todo, dejó espacio
para la imaginación y la reflexión, permitiendo que el lector trazara su propia
conclusión y la enlazara con el resultado final que él mostró. En mi opinión,
eso fue magistral.
Aunque SEDA no comencé a leerla pensando
en cumplir con algún reto lector, terminó formando parte de la última lectura
propuesta del #MFRomantico que pedía un libro histórico y como tercera lectura
del #ReadingChallenge de febrero.
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